El desafío: dolor crónico intenso por pancreatitis
Lidiar con la pancreatitis crónica ha sido quizás el mayor desafío de mi vida. Tengo más suerte que la mayoría con la enfermedad: puedo trabajar a tiempo completo y hacer la mayoría de las actividades que son significativas para mí, rara vez me hospitalizan y me siento bendecido por tener un maravilloso sistema de apoyo, ¡incluso hasta el punto de tener un hermana que ha hecho su misión personal curar la enfermedad! Sin embargo, sufro todos los días de dolor que puede ser intenso, y tengo recaídas que a veces me dejan completamente anonadado y miserable durante días seguidos. En los últimos diez años, he tenido recaídas que duran semanas y me dejan física y emocionalmente agotado. Mi frustración con esta enfermedad me llevó a pasar cientos de horas aprendiendo todo lo que pude sobre la pancreatitis y las estrategias que podrían funcionar para lidiar con ella. Seguí encontrando la meditación como algo que ha ayudado a las personas a lidiar con las enfermedades crónicas y el dolor. Aunque ahora soy californiano, crecí en la costa este e inicialmente me acerqué a la meditación con bastante escepticismo. Después de algunos comienzos en falso, hace unos tres años decidí intentarlo seriamente. He estado meditando casi a diario desde entonces, y se ha convertido quizás en la herramienta más importante para lidiar con la enfermedad. Antes de entrar en detalles, quiero dejar en claro que la meditación no es una cura para la pancreatitis y no hace que el dolor desaparezca. Sigo experimentando los mismos síntomas que antes y probablemente el curso de la enfermedad no haya cambiado en mi caso. La meditación tampoco es una solución rápida ni fácil; obtener beneficios de la meditación requiere tiempo y esfuerzo. Me tomó alrededor de un mes de meditación diaria para ver que estaba ayudando, y no solo con la pancreatitis, sino con mi perspectiva general de la vida.Uso de la meditación para el manejo del dolor
La meditación me ha ayudado a lidiar con el dolor de varias maneras importantes; hablaré de dos que han sido particularmente útiles. Primero, comencé a entender el dolor de manera diferente, lo que me ayudó a manejarlo de manera más efectiva. Aprendí a pensar en el dolor como algo de tres dimensiones diferentes:- La sensación física: como un ardor intenso en mi lado izquierdo.
- La reacción emocional: esa sensación de sentirse desesperado, asustado o preocupado.
- Los pensamientos que resultan: como “esto debe significar que estoy empeorando” o “esta enfermedad me matará”.